Para la mayoría de barcelonistas, la voz de Manel Vich es mucho más próxima y familiar que su imagen. Esta voz, respetada y ceremoniosa, es un vínculo de conexión sentimental que enseguida traslada al Camp Nou, su hábitat natural, y al ritual del fútbol. Es la voz del estadio.
‘Bona nit i benvinguts a l'estadi' (Buenas noches
y bienvenidos al estadio). Para cualquier abonado azulgrana, éstas son palabras
muy familiares. De hecho, son las que siempre se han escuchado desde que el
Barça juega en el Camp Nou. Manel Vich, de 67 años, es su autor y só- lo en
tres ocasiones, debido a una intervención quirúrgica y a la boda de su hija, ha
faltado a esta cita. En los casi cincuenta años que lleva realizando este
trabajo, Vich ha sabido crear el có- digo sonoro propio del Camp Nou: “De la
misma manera que en el campo del Betis anuncian las alineaciones con su estilo,
en el estadio lo hacemos de otra manera, con el tono que creo que es más
apropiado para nuestro público.” El respeto, la educación y la responsabilidad
son los ejes fundamentales de este estilo propio de comunicación con los
aficionados: "Las cosas se tienen que decir en el tono necesario para que
quien te quiera escuchar lo haga con claridad y, al mismo tiempo, que no sea
una molestia para quien no le interese." Expresiones como 'atenció si us
plau' son inseparables de un partido en el Camp Nou y marcan momentos sonoros
que van ligados a su seguimiento en el estadio. Sus palabras sirven para dar
las alineaciones, para informar de un cambio o para hacer una llamada de
servicio. Pero también para dar paso a un minuto de silencio, unos momentos
"muy emotivos" donde el respeto vuelve a ser imprescindible y la
proximidad sentimental con el difunto, como en el caso aún reciente del
ex-jugador Enric Gensana, convierten este recuerdo “en lo más difícil de mi
trabajo”.
En este trabajo tan peculiar, la experiencia es
un valor que acompaña a la trayectoria profesional de Vich: “Según cómo digas
las cosas puedes calmar o alterar el estado de ánimo de la gente.” Y estas
cosas se deben controlar, especialmente cuando el público que escucha puede
llegar a los 100.000 espectadores, “una cifra más elevada que la audiencia que
tienen muchas radios”, añade. Pese a esta responsabilidad, Vich hace este
trabajo “de manera natural”, siguiendo el ritual que comienza dos horas antes
de cada partido en la zona de vestuarios, y termina en la cabina situada en la
zona de la tribuna. De hecho, Vich nunca ha visto un partido desde la silla de
su abono. Una localidad que visitó por primera vez para hacer este reportaje
fotográfico. El descubrimiento de rincones y espacios en el recorrido que lo
lleva a su silla, en la tercera grada, le sirve para reflexionar sobre su
condición de socio, para definir al Barça “como un sentimiento” y para expresar
el agradecimiento que siente hacia el club (“desde la Junta de Montal hasta la
actual”, detalla) por el hecho de darle la oportunidad de desarrollar un
trabajo que ha marcado su vida y que la ha enriquecido “con recuerdos
imborrables”. También es difícil olvidar el timbre característico de su voz, un
don natural que no ha heredado de ningún familiar pero que tampoco se entrena.
Tal vez los cigarrillos de tabaco rubio que fuma habitualmente han ayudado a
matizar esta voz, pero no han conseguido que desafine.
Medio siglo con el micrófono
Desde muy joven, Manel Vich tuvo una vinculación
especial con el micrófono. Comenzó en el mundo de la radio (la imagen inferior
derecha, es un buen ejemplo), pero su trayectoria no estuvo tan ligada a este
medio como él hubiese querido. Profesionalmente se dedicó al mundo del textil
(ahora está jubilado), pero gracias al Barça ha podido mantener esta
vinculación especial con el fútbol y con el micrófono. Ya queda muy lejos el
día de su debut, en Las Corts, cuando Ricard Combas (“el abuelo Combas”,
puntualiza con un sentimiento de gratitud) le pidió que se dirigiese al público
del estadio en nombre del Barça. Era el 10 de septiembre del 58, con motivo del
partido de homenaje a César, que entonces entrenaba al Elche, cuando Vich, con
sólo 20 años, hizo su debut como 'speaker' oficial del club. Esta primera
experiencia tuvo continuidad en los partidos del Camp Nou y se ha alargado
hasta hoy con “la ilusión de poder celebrar el cincuentenario” siendo 'la voz
del estadio'. En todos estos años, que le han permitido establecer amistad con
jugadores de todas las épocas, el Barça-Madrid del 2000, con Figo vestido de
blanco, tiene un lugar destacado en el anecdotario. Todo el mundo recuerda
aquellos segundos de pausa después de pronunciar el nombre del jugador
portugués. En Madrid lo tildaron de "provocador nacional", pero ni
estos adjetivos fuera de lugar han servido para desacreditar a una personalidad
del barcelonismo.
Article publicat al número 18 de la Revista Barça, el desembre de 2005. Pulico l'article en castellà, perquè no he trobat la versió catalana. Fotos: Miguel Ruiz (a dalt) i arxiu familiar Manel Vich.
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