30 d’abr. 2016

Manel Vich, la voz que nunca desafina


Para la mayoría de barcelonistas, la voz de Manel Vich es mucho más próxima y familiar que su imagen. Esta voz, respetada y ceremoniosa, es un vínculo de conexión sentimental que enseguida traslada al Camp Nou, su hábitat natural, y al ritual del fútbol. Es la voz del estadio.

‘Bona nit i benvinguts a l'estadi' (Buenas noches y bienvenidos al estadio). Para cualquier abonado azulgrana, éstas son palabras muy familiares. De hecho, son las que siempre se han escuchado desde que el Barça juega en el Camp Nou. Manel Vich, de 67 años, es su autor y só- lo en tres ocasiones, debido a una intervención quirúrgica y a la boda de su hija, ha faltado a esta cita. En los casi cincuenta años que lleva realizando este trabajo, Vich ha sabido crear el có- digo sonoro propio del Camp Nou: “De la misma manera que en el campo del Betis anuncian las alineaciones con su estilo, en el estadio lo hacemos de otra manera, con el tono que creo que es más apropiado para nuestro público.” El respeto, la educación y la responsabilidad son los ejes fundamentales de este estilo propio de comunicación con los aficionados: "Las cosas se tienen que decir en el tono necesario para que quien te quiera escuchar lo haga con claridad y, al mismo tiempo, que no sea una molestia para quien no le interese." Expresiones como 'atenció si us plau' son inseparables de un partido en el Camp Nou y marcan momentos sonoros que van ligados a su seguimiento en el estadio. Sus palabras sirven para dar las alineaciones, para informar de un cambio o para hacer una llamada de servicio. Pero también para dar paso a un minuto de silencio, unos momentos "muy emotivos" donde el respeto vuelve a ser imprescindible y la proximidad sentimental con el difunto, como en el caso aún reciente del ex-jugador Enric Gensana, convierten este recuerdo “en lo más difícil de mi trabajo”.

En este trabajo tan peculiar, la experiencia es un valor que acompaña a la trayectoria profesional de Vich: “Según cómo digas las cosas puedes calmar o alterar el estado de ánimo de la gente.” Y estas cosas se deben controlar, especialmente cuando el público que escucha puede llegar a los 100.000 espectadores, “una cifra más elevada que la audiencia que tienen muchas radios”, añade. Pese a esta responsabilidad, Vich hace este trabajo “de manera natural”, siguiendo el ritual que comienza dos horas antes de cada partido en la zona de vestuarios, y termina en la cabina situada en la zona de la tribuna. De hecho, Vich nunca ha visto un partido desde la silla de su abono. Una localidad que visitó por primera vez para hacer este reportaje fotográfico. El descubrimiento de rincones y espacios en el recorrido que lo lleva a su silla, en la tercera grada, le sirve para reflexionar sobre su condición de socio, para definir al Barça “como un sentimiento” y para expresar el agradecimiento que siente hacia el club (“desde la Junta de Montal hasta la actual”, detalla) por el hecho de darle la oportunidad de desarrollar un trabajo que ha marcado su vida y que la ha enriquecido “con recuerdos imborrables”. También es difícil olvidar el timbre característico de su voz, un don natural que no ha heredado de ningún familiar pero que tampoco se entrena. Tal vez los cigarrillos de tabaco rubio que fuma habitualmente han ayudado a matizar esta voz, pero no han conseguido que desafine.

Medio siglo con el micrófono

Desde muy joven, Manel Vich tuvo una vinculación especial con el micrófono. Comenzó en el mundo de la radio (la imagen inferior derecha, es un buen ejemplo), pero su trayectoria no estuvo tan ligada a este medio como él hubiese querido. Profesionalmente se dedicó al mundo del textil (ahora está jubilado), pero gracias al Barça ha podido mantener esta vinculación especial con el fútbol y con el micrófono. Ya queda muy lejos el día de su debut, en Las Corts, cuando Ricard Combas (“el abuelo Combas”, puntualiza con un sentimiento de gratitud) le pidió que se dirigiese al público del estadio en nombre del Barça. Era el 10 de septiembre del 58, con motivo del partido de homenaje a César, que entonces entrenaba al Elche, cuando Vich, con sólo 20 años, hizo su debut como 'speaker' oficial del club. Esta primera experiencia tuvo continuidad en los partidos del Camp Nou y se ha alargado hasta hoy con “la ilusión de poder celebrar el cincuentenario” siendo 'la voz del estadio'. En todos estos años, que le han permitido establecer amistad con jugadores de todas las épocas, el Barça-Madrid del 2000, con Figo vestido de blanco, tiene un lugar destacado en el anecdotario. Todo el mundo recuerda aquellos segundos de pausa después de pronunciar el nombre del jugador portugués. En Madrid lo tildaron de "provocador nacional", pero ni estos adjetivos fuera de lugar han servido para desacreditar a una personalidad del barcelonismo.

Article publicat al número 18 de la Revista Barça, el desembre de 2005. Pulico l'article en castellà, perquè no he trobat la versió catalana. Fotos: Miguel Ruiz (a dalt) i arxiu familiar Manel Vich.

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